Julio César Castillejos Pérez, agente de la Guardia Civil de 22 años, era natural de Villaviciosa (Asturias) y estaba soltero.
Modesto García Lorenzo, agente de la Guardia Civil de 22 años, era natural de Ribadelago (Zamora) y estaba soltero.
Arturo López Hernández, cabo primero de la Guardia Civil de 37 años, era natural de La Zubia (Granada) y estaba soltero.
Ángel Retamar Nogales, cabo primero de la Guardia Civil de 26 años, era natural de Palomas (Badajoz), estaba casado y tenía dos hijos.
Miguel Lasa Arruabarrena, de 49 años y soltero, era natural de Zarauz.
Fuente: In Memoriam: aquí y aquí.
Cerca de la medianoche del 3 de noviembre de 1980 la banda terrorista ETA ametrallaba en el Bar Haizea de Zarauz (Guipúzcoa) a cinco agentes de la Guardia Civil cuando se encontraban fuera de servicio y de paisano. Los agentes se encontraban en el local, situado a las afueras de Zarauz, tomando una copa cuando, en torno a las 23:45 horas, irrumpieron tres terroristas provistos de metralletas por la puerta trasera del local, mientras otros dos esperaban en el exterior. Tras gritar «¡Gora ETA militarra!», los asesinos de la banda comenzaron a disparar sus armas contra los guardias civiles, rematándolos en el suelo según iban cayendo. Fallecieron en el acto los cabos primero ÁNGEL RETAMAR NOGALES y ARTURO LÓPEZ HERNÁNDEZ, y los guardias JULIO CÉSAR CASTILLEJO PÉREZ y MODESTO GARCÍA LORENZO.
En el brutal ametrallamiento –los pistoleros de la banda realizaron unos sesenta disparos– fueron heridos de gravedad un quinto agente de la Guardia Civil, Nicolás Martín Maestro, y un cliente del bar, el peluquero Miguel Lasa Arruabarrena. Este último falleció horas después, el 4 de noviembre. Otros cuatro vecinos de Zarauz resultaron heridos de diferente consideración: Basilio Elola, de 39 años, herido muy grave, recibió un tiro en la espalda, quedando la bala alojada en la segunda vértebra dorsal; Ismael Aguirre Unanue, de 23 años –herido en los dos pies y en un brazo–, y su acompañante Izaskun Garmendia, de 19 años –herida en un tobillo y en una ceja–, y Antonio Izquierdo, camarero del bar, que recibió un tiro en el cuello. Todos los heridos fueron trasladados en ambulancias y coches particulares a diferentes centros hospitalarios, siendo el más grave el peluquero Miguel Lasa.
El Bar Haizea era frecuentado por miembros de la Guardia Civil de Zarauz, costumbre que conocían en la localidad, por lo que a ETA no le fue difícil organizar la carnicería. Tras ametrallar a los guardias civiles, los autores huyeron en un vehículo Renault 18. «Sólo una reacción rápida e instintiva del resto de los clientes impidió que la carnicería alcanzase mayores proporciones. Y no vi nada, precisamente porque, al oír los disparos, no quise ni mirar. No sé si me tiré al suelo o me desplomé. Al levantarme, había cadáveres, sangre y un tremendo desconcierto», relató un cliente del bar testigo del atentado (El País, 05/11/1980).
El Ayuntamiento de Zarauz aprobó una moción de condena al día siguiente, aprobada por unanimidad. Los concejales de Herri Batasuna sí se sumaron a la moción a título personal, como hicieron con su asistencia a la manifestación silenciosa que recorrió la localidad la tarde del 4 de noviembre. Más de dos mil quinientas personas acudieron a la misma. La negativa de la coalición proetarra a firmar como partido la moción provocó que uno de los concejales, Markaida, anunciase públicamente la dimisión «por no poder continuar en este escaño ante tal situación de violencia»(ABC, 05/11/1980).
El 4 de noviembre a las tres de la tarde hubo algunos incidentes durante la celebración del funeral por los cuatro guardias civiles asesinados, que tuvo lugar en el Gobierno Civil de Guipúzcoa a las tres de la tarde en un clima de gran tensión. Una mujer increpó al ministro de Interior, Juan José Rosón, diciéndole: «Rosón, a ver qué le cuentas ahora a Suárez de estos muertos», por lo que fue retenida por funcionarios policiales para que se identificase. El padre y el hermano de otro de los asesinados protagonizaron también escenas de protesta, gritando contra ETA y contra el Gobierno.
En 1988 la Audiencia Nacional condenó a Juan María Tapia Irujo a penas que sumaban más de 50 años de prisión. En 2001 fue condenado José Javier Zabaleta Elosegi, alias Baldo, como autor del atentado, a 30 años de prisión mayor por cada víctima mortal y a otros 10 por cada uno de los cinco asesinatos frustrados, sumando un total de 200 años. Según el relato de hechos probados, Zabaleta Elosegi formaba parte en 1980 de un grupo de liberados de ETA –a sueldo de la banda– que actuaba en las zonas de Beasain y Zarauz. El 3 de noviembre de 1980 cinco terroristas se dirigieron al Bar Haizea, en Zarauz, y dos de ellos, entre los que se encontraba Baldo, se quedaron fuera del establecimiento «para apoyar la acción» que habían planeado. Baldo, número dos de ETA y responsable del aparato logístico de la banda hasta su detención en 1990 en Biarritz, fue extraditado por Francia en 1998 tras cumplir en ese país una condena de ocho años de cárcel por «asociación malhechores».
No obstante, en la web de la Guardia Civil figuran como autores del ametrallamiento miembros del grupo Ixkulin de ETA, formado en la segunda mitad de 1980, citando a Juan Pablo Gude Pego, alias Antxon el Grande. Presuntamente participaron en el atentado, además de Gude Pego, Tapia Irujo y Zabaleta Elosegi, los siguientes etarras: José Antonio Olaizola Achucarro, alias Itxaso y Antxon; José Luis Eciolaza Galán, Dienteputo; Miguel Antonio Goicoechea Elorriaga, Txapela; y Pedro María Leguina Aurre, alias Txiki, Kepa y Kepatxu.
José Luis Eciolaza Galán, Dienteputo, no ha sido juzgado por ninguno de los diez asesinatos en los que presuntamente habría participado, entre ellos los cinco del Bar Haizea. Datos incautados en el año 2005 en Francia confirmarían que habría vuelto de Méjico y se habría reintegrado en la banda, manteniendo las posturas más duras dentro de la misma. Sin embargo, fuentes de la lucha antiterrorista lo sitúan de nuevo en Sudamérica desde el año 2010, adonde habría ido para poder trabajar en la reorganización operativa de la banda asesina en un lugar más seguro que el sur de Francia. José Antonio Olaizola Achucarro, Antxon e Itxaso, fue deportado a Argelia a finales de 1980 y podría estar viviendo en Cabo Verde. Miguel Antonio Goicoechea Elorriaga, Txapela, murió en Burdeos en enero de 1984, tras ser tiroteado en San Juan de Luz por los GAL en diciembre de 1983. Pedro María Leguina Aurre, Txiki, Kepa y Kepatxu, fue detenido el 31 de diciembre de 1999 en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Pese a que las autoridades españolas consideran a Leguina Aurre autor de más de veinte asesinatos cometidos entre 1975 y 1981, no ha podido ser juzgado por la mayor parte de esos delitos por prescripción de los mismos. Entregado por Francia en diciembre de 2001, en la actualidad cumple penas que suman 90 años de prisión por diferentes crímenes.
El 4 de noviembre de 1980 fallecía en la residencia de la Seguridad Social Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián MIGUEL LASA ARRUABARRENA, horas después de haber sido herido en el atentado que tres miembros de la banda terrorista ETA perpetraron en el Bar Haizea de Zarauz. De resultas del mismo fallecieron cuatro guardias civiles y resultaron heridos un quinto agente y otras cuatro personas, todas ellas clientes del bar que se encontraban en el interior del establecimiento cuando los etarras empezaron a disparar.
Miguel Lasa fue herido en la cabeza cuando salía de los servicios del local con el camarero Antonio Izquierdo, también herido en el atentado. Fue sometido a una delicada operación quirúrgica de la que no consiguió salir, falleciendo a las once de la mañana.