Vivimos una crisis multidimensional, sistémica, que se cruza e interrelaciona con otras crisis que ya venían de antes, como la ecológica y de cuidados. La pandemia ha puesto en evidencia reivindicaciones que desde el movimiento feminista y los colectivos de mujeres se venían haciendo: la vida humana es vulnerable y profundamente dependiente del entorno humano, medioambiental y comunitario. Nada debe ser más importante que el cuidado de la vida, una vida que se ha precarizado y debilitado al extremo con la pandemia.
Hoy 8 de marzo, en el día internacional de las Mujeres, en este año marcado por la pandemia y su gestión, corresponde hacer un reconocimiento a la aportación de las mujeres a la lucha para combatir la pandemia y sus consecuencias en todo el mundo. La responsabilidad de los cuidados ha recaído en las mujeres, tanto en los servicios públicos (sanidad, educación, servicios sociales, comercio y alimentación) como en el interior de las casas, siendo ellas las que se han encargado mayoritariamente de muchos de los servicios que han resultado esenciales en esta crisis sanitaria y social. Incluso el reparto entre las mujeres se da de forma desequilibrada, por clase social, racialización y estatus migratorio. Por si fuera poco, en la mayoría de los casos se trata de trabajos en condiciones precarias.
Este desigual reparto, además de la sobrecarga y sus consecuencias sobre la salud y calidad de vida de las mujeres, también ha desvelado la debilidad del sistema de cuidados, profundizando en las desigualdades que ya venían existiendo. Nuestro modelo social hace recaer la mayor parte de los cuidados en el ámbito familiar y de forma desproporcionada sobre las mujeres, tanto los no remunerados como los remunerados, siendo minoría los que se atienden en lo público. Asimismo, las mujeres en peor situación y posición (las cabezas de familias monoparentales, las más pobres, las de colectivos vulnerables, las víctimas de violencia machista…) sufren en mayor medida los efectos negativos de la provisión de los cuidados.
Por tanto, el reconocimiento social debe expresarse en forma de un férreo compromiso público para combatir las brechas de género que sostienen este reparto desigual e injusto. Unas desigualdades que se manifiestan en la precariedad de las condiciones de trabajo que desempeñan las mujeres en los servicios esenciales. Es tiempo de poner en su justo valor todos los trabajos de cuidado y avanzar hacia un modelo más corresponsable que genere más equidad y bienestar entre todas las personas.
Los ayuntamientos, que somos los que estamos en primera línea para combatir la pandemia y sus consecuencias sobre las personas y comunidades, debemos liderar el impulso de las políticas públicas sobre los cuidados y su provisión, desde la corresponsabilidad pública y atendiendo a las diferentes condiciones e impactos en hombres y mujeres.
Las instituciones tenemos que seguir coordinadas y abrir vías para una efectiva y real participación de la ciudadanía en las decisiones públicas, en particular de los colectivos diversos de mujeres y del movimiento feminista.
Por todo ello, el Ayuntamiento de Zarautz, en el marco de sus competencias, se compromete a:
● Impulsar/liderar el debate sobre el modelo de organización social de los cuidados desde un enfoque feminista basado en la centralidad de la vida y la corresponsabilidad social y comunitaria en el cuidado.
● Analizar con enfoque de género la situación y necesidades de los colectivos más vulnerables y los efectos de la COVID-19, y poner en marcha medidas urgentes para hacerles frente.
● Garantizar la incorporación del enfoque de género en todas las medidas que se aprueben para paliar los efectos de la crisis del COVID en materia de ayudas y programas de apoyo.
● Estudiar y articular soluciones viables para los servicios locales de apoyo al cuidado de menores y personas dependientes, procurando y/o facilitando el cuidado en condiciones dignas y justas, para quien lo da, y para quien lo recibe.
● Incidir en los Planes de Igualdad municipales de manera expresa, en el empoderamiento de las mujeres, la puesta en valor de los cuidados y la corresponsabilidad de los hombres en los mismos.
● Reforzar y preservar el personal y recursos técnicos y económicos para el desarrollo de las políticas locales de igualdad y de la transversalización de género en todas las políticas locales.
● Apoyar a las redes comunitarias de cuidados a nivel local.